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Estimados Lectores,

No sé si se han dado cuenta de lo maravillosa que es la vida cuando sabemos apreciarla. Sin embargo, muchos de nosotros vivimos siempre sumidos en el reto de mantener las expectativas elevadas, siendo un factor imprescindible para ello, la vivencia de aquellas emociones intensas y persuasorias que en muchas ocasiones nos hacen perder la identidad y la razón.

¿Se han parado a pensar alguna vez, en que únicamente gozamos plenamente de los placeres prohibidos? Seguro que en estos momentos tendrán un ejemplo en mente que verifique el dicho de "todos queremos lo que no tenemos". Así pues, coincidirán conmigo en que el inconformismo es un factor común en nuestras rutinas., que aparece cual virus en muchas áreas de nuestra vida, bloqueando palancas tan necesarias como la ilusión, la inocencia y la pasión, manchando de resignación y desidia aquello que un día deseamos con fuerza y obligándonos inevitablemente a replantearnos lo construido en el pasado para poderle dar un nuevo enfoque a nuestro futuro.

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Y es que la ambición forma parte de la supervivencia y la superación, pero también de la autodestrucción. ¿O no les ha ocurrido nunca que después cambiar de pareja, trabajo, de casa o de coche, tras un tiempo vuelven a sentirse como Indiana Jones en busca, en este caso, de las emociones perdidas? Lo cierto, es que si reflexionamos detenidamente, podemos decir que la eterna búsqueda de las "mariposas en el estomago", no es más que la huida permanente de nuestra propia insatisfacción. Insatisfacción crónica que termina convirtiéndose en una filosofía de vida, donde nuestro principal objetivo es el continuo desarrollo en vertical en todos los ámbitos vitales. Sin embargo, dicha creencia es errónea, puesto que una vez obtenido lo que queremos, volvemos en círculo al punto de partida, infravalorando todo nuestro esfuerzo y recayendo de nuevo en la pretensión y en la insuficiencia de nuestros deseos.

Estarán de acuerdo conmigo queridos Lectores, sobre todo, aquéllos que ya han cursado la carrera de la "Experiencia", en que la vida debe hacerse más fácil. Que a veces con lo que tenemos sí basta, que nuestras relaciones en pareja pueden volver a tener momentos de esplendor, que los trabajos, no siempre son la autorealización máxima de las personas, que equivocarse está bien, que ser conformista, puede llegar a ser una virtud, porque valorar aquello que tenemos sin necesidad de querer cambiarlo, es uno de los mayores retos que el ser humano puede proponerse.

Yo les recordaría lo que ya saben, que lo que está bien, no lo toquen. Que a lo que tanto les preocupa, le resten importancia. Que a lo que les urja, sepan dejarlo en un segundo plano. Primero estúdienlo, piénsenlo y luego actúen. Valoren su esfuerzo y apreciarán la vida, porque ésta, sin duda, sabrá otorgarles su recompensa.