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Existen dos clases de políticos: los que se convierten en cargos públicos «para tocarse los huevos», como pretendía el diputado José Miguel Moreno hasta que su partido lo encontró «repulsivo», y los que no sabemos si se los tocan o no, porque hay quien ni siquiera da explicaciones de lo que hace. Se me vienen a la cabeza algunos electos que hemos tenido estos cuatro años en el Parlament. Pero sobre todo uno, diputado en Madrid -que, para más inri, quiere repetir por tercera vez- del que no se recuerdan más comparecencias que las propias de la campaña electoral. Para hablar, se entiende, pues lo de figurar para salir en la foto Juan Carlos Grau lo domina a la perfección. En eso sí podría dar lecciones a su compañera Pons Vila, senadora con idéntico deseo de repetir pero que, al menos, ha tenido la vergüenza torera de explicar lo que ha estado haciendo en esta absurda Cámara que tardan tanto en suprimir.

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Como ven, existen también políticos que quieren repetir a toda costa y otros que son capaces de dar un paso atrás a tiempo, como Tadeo, quien se aleja de los focos con la moderación y el consenso que acercan al ciudadano a la política y sin necesitar la grandilocuencia de quienes solo saben crispar. Es la diferencia entre este PP que parece haber encajado el golpe electoral con la cabeza fría, y aquel PSOE de cuatro años atrás, que se rebeló contra el PSM y el mundo y ha acabado poniendo a su altura a los socios menores que le daban el gobierno.

Y, luego, están los políticos que se dejan llevar por el sistema y el protocolo, y quienes, imbuidos de republicanismo, renuncian a participar en incómodas «comedias» de corsé y frac ante el Rey. Pero incluso entre éstos hay clases: García Gasulla recurrió a la 'espantada' para no votar la abdicación, pero Nel Martí le escribe hasta una carta personal al Monarca para explicarle los motivos de su plante. Y es así, hablando a la cara y censurando boatos innecesarios, como uno se va más tranquilo de vacaciones. Que él sí se ha ganado pasar agosto a cuerpo de rey...