TW
0

Qué le pasa a la Isla. Este diario publicaba hace escasos días que la economía menorquina está estancanda en lo que va de siglo. El añorado equilibrio entre los sectores productivos ha quedado sepultado bajo el peso de los nuevos tiempos y no hay reacción.

Pero el panorama es peor de lo que parece. Nuestros jóvenes se van y tienen dificultad para volver (es decir, fuga de cerebros) y los que quedamos anclados aquí parecemos el síndrome hámster. Traduzco: Damos vueltas y vueltas sobre los mismos problemas sin hallar soluciones. También podríamos ponernos una buena ración de laca y cantar aquello de Camilo Sesto; «Siempre se repite la misma historia. Y ya no puedo más, Estoy harto de rodar como una noria...».

Y esa noria podrían ser las cuevas de Cala Blanca, que tendrían que ya estar abiertas al público a no ser de un cúmulo de despropósitos que se inició bajo el mandato del PP en el Consell. Ahora resulta que a nadie se le ocurrió pedir los preceptivos informes de seguridad.

Noticias relacionadas

Pero es que acumulamos cromos. Sobre todo en Ciutadella. Lo de la estación de autobuses, la ubicación de la sede de los juzgados y la puesta en funcionamiento de la desaladora, son algunos ejemplos que -además de aburrir al personal- demuestran la incompetencia de las administraciones insular y local.

Y como los que nos gobiernan a nivel estatal están en funciones, porque el único trabajo que tenían en Cortes era elegir Gobierno y fracasaron, tenemos que el Régimen Especial Balear (REB) sigue en el limbo. La mejora de las conexiones aéreas para Menorca, no se sabe ni se contesta (sí, pero no). El antiguo hospital Verge del Toro ha hecho buenas las predicciones de Iker Jiménez y se ha convertido en un fantasma.

¿Qué hemos hecho para merecer esto?