TW
0

CUMPLIMOS DOCE AÑOS.

El pasado sábado 3 de septiembre, en un acto sencillo pero entrañable, celebramos en la Isla del Rey nuestro duodécimo aniversario. Comparados con entidades menorquinas centenarias --Ateneo, Orfeón, 17 de Enero- somos algo más que aprendices. Pero ahí estamos, incluso a pesar de los negros pronósticos de muchos amigos y de las cariñosas zancadillas de algún que otro enemigo.

Como siempre empezamos recordando a los que nos dejaron-Sayo, Clemente, Alan Knowwlson, Miguel Camps, Julian, Antonio Noguero, Germán, Simonet, David Bainbridge, Mingo, Paco Caules - y los que por edad o por enfermedad no pueden seguirnos, como Juan Antonio, Segundo, Toni, Fernando, Silvino, Bep Prim, Biel Fiol, Manolo Cano, Nito Femenías o Koldo. Rezamos en inglés y en castellano por todos, unidas-junto a los italianos- las tres comunidades. Luego en Asamblea General, explicamos preocupaciones y proyectos, dimos cuenta de nuestra situación económica y finalmente intercambiamos comidas con lo aportado por cada uno. Si tuviese que referirme al encuentro en dos palabras diría: emotividad, solidaridad.

Nuestra partida de bautismo hace años la constituyó una especie de manifiesto que publicó el "Menorca" el 20 de septiembre de 2004 con el título "Isla del Hospital: si que hi ha cosa a fer". Vale la pena releerlo. Firmábamos como "Grup Baixamar" porque no teníamos aun ni entidad ni voluntad decidida para comprometernos con el Hospital de la Isla del Rey. Habíamos actuado en San Felipe, en La Mola y en Es Coll des Vent, con aportaciones muy puntuales. Lo de la Isla del Rey, avergonzados tras visitarla con un grupo de estudiantes de la Politécnica de Barcelona, era más serio. Y así empezamos, sin dar crédito al daño inútil que puede llegar a hacer el ser humano, a la desidia de nuestras administraciones y pidiendo que "no echásemos la culpa esta vez ni a Madrid, ni a Palma, ni a los catalanes, ni a los ingleses". Con cierta lógica nos entendió muy bien y nos apoyó desde un principio el Ayuntamiento de Mahón, de la mano de su alcalde Arturo Bagur.

Nos acostumbramos a salir cada domingo desde Calas Fons con el "llaud" de Germán Torrent, que además se encargaba de una mínima intendencia. Luego llegaría la lancha de Jaume Roca y posteriormente una neumática de Mike Puttok. Un buen amigo argelino nos mandaba de vez en cuando unos excelentes dátiles y un vino –perdón- de pésima calidad, del que dábamos buena cuenta. Rafael Saura se comprometió a ser nuestro primer guarda siguiendo un curso de Protección Civil donde continúa. Luego llegaría de Mallorca Bep Prim, un personaje difícilmente repetible. Hoy nos soporta y nos apoya Xiscu Moragues

Así, poco a poco, casi sin darnos cuenta, fuimos consolidando una meta. Desconocíamos los proyectos que se habían barajado años anteriores; no teníamos ni idea de quien era George Cleghorn, ni Rodríguez Caramazana, ni el boticario Clarós. Jose Miguel Vidal Hernández nos ayudó a "desborricarnos", en tanto descubríamos que aquellas destartaladas piedras escondían no solo sufrimiento y cuidados médicos, sino todo un mundo cultural impresionante. De ahí nació la idea de que debíamos reconstruir no solo el cuerpo del hospital –las piedras- sino también su alma. Estos días hemos mandado a Editorial Menorca la maqueta de la quinta edición del libro que presentamos en 2006: ¡hay 8000 ejemplares en la calle, vendidos o donados en las cuatro ediciones anteriores!. Y hemos publicado monografías o traducciones, de otros ocho temas relacionados con la isla.

En forma de "otras historias de la Isla del Rey" y "los voluntarios de s´Illa del Rei" intentamos desde el principio dar conocimiento de nuestra vida como asociación y como fundación y de los avances en nuestros trabajos. Las he leído ahora con calma y volvería a suscribir lo que decíamos, tanto en los momentos de alegría, como en momentos de tristeza ante la pérdida de algún voluntario.

Hoy me detendré solo en una foto de archivo que resume bien lo que fuimos y lo que –creo- somos.

Muchas personas de Menorca recuerdan la figura de Ignacio Simonet, un sevillano de pura cepa que llegó a Menorca para realizar las prácticas como Alférez en lo que llamábamos "milicias". Se casó aquí y se hizo nuestro. Hombre de buena formación jurídica fue Secretario del Ayuntamiento de Mahón y si no me equivoco del Consell Insular. Amigo de sus amigos - uña y carne con Tirso Pons - socarrón, listo, buena gente, se integró muy bien en nuestro proyecto. En una foto de archivo aparece en la Isla, brocha en mano, encalando una pared, en la que ahora hay una placa recordando la visita de S.M la Reina Sofía, en el año en que inauguramos la acometida eléctrica. A mano, escribí entonces a pié de foto: "los trabajos de la asociación, producen extraños fenómenos humanos y sociales; ni en Menorca ni en su Sevilla natal, nadie había visto jamás encalar a Ignacio Simonet".

Algunos más ilustrados le llaman hoy a este fenómeno, "islaterapia". Es decir el lugar en que se desarrollan virtudes que tenemos ocultas en algún rincón de nuestra alma.

¡Aquí estamos!. Aquí estaremos si Dios nos da fuerzas unos cuantos años más. Todo un relevo generacional nos va sustituyendo poco a poco. Dentro de veinte o treinta años, cuando casi nadie se acuerde de nosotros, leerán estas crónicas, bucearán en ellos archivos y sonreirán. Mientras, deberán decidir sobre las cuotas de los amarres del Club Marítimo Isla del Rey - estuvo a punto de hacerse uno en 1993, llamado del Conde de Barcelona de barcos de época - o como se reparten los turnos de los guías en cuatro o cinco idiomas para organizar las visitas al Centro de Interpretación del Puerto.

Discutirán, ponderarán y seguirán comprometidos con un proyecto que nació hace solo doce años. Porque quieren a Menorca y quieren a un Puerto que baña dos municipios y atesora una historia única.

Hoy cumplimos doce años. Pero seguiremos la senda de nuestros Ateneo, Orfeón o 17 de Enero. Los que nos han enseñado unas formas de servir a nuestra sociedad.

Luis Alejandre.

Septiembre 2016