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Espacios sin aire es un libro de relatos que nos lleva a los ambientes marginales y al mundo de los perdedores del Nueva York de los años setenta y ochenta del siglo pasado. Casi la mitad de los escritos, algunos muy breves, transcurren en un hospital para enfermos mentales o bien sus protagonistas son personas que acaban de ser dadas de alta.

Su autora, Shulamith Firestone (1945-2012) se hizo famosa en los ambientes feministas de Estados Unidos cuando en 1970, con 25 años, publicó La dialéctica del sexo. En defensa de la revolución feminista que se convirtió en un clásico dentro del movimiento de las mujeres por sus derechos. Se trataba de una obra muy radical, basada en las ideas de Freud, Marx y Simone de Beauvoir, en el que argumenta que “existe un sistema de clases sexuales” más profundo que cualquier otra división social y económica. En España, apareció en 1975 de la mano de la editorial Kairós.

Pero Firestone terminó por abandonar su activismo, entre otras cosas por las numerosas y tremendas críticas que recibió su libro, y se mudó como pintora al East Village. Desde mediados de los setenta sufrió los primeros síntomas de enfermedad mental, que se fueron agravando, y fue internada varias veces. Una de las razones que pudieron contribuir a su desequilibrio mental fue el suicidio de su hermano Daniel, aparte del enorme revuelo que había causado la aparición de Dialéctica del sexo.

Fruto de esta desagradable experiencia de internamientos escribió Espacios sin aire que se publicó en Estados Unidos en 1998 y ahora aparece por primera vez versionado al español gracias al trabajo de traducción de Claudio iglesias y a la editorial Muñeca Infinita. El interés de esta obra reside en la notable capacidad de observación de las relaciones que se establecen entre el personal de un hospital psiquiátrico y los pacientes y entre éstos entre sí y la gran lucidez con la que lo cuenta.

Al estar escritos en tercera persona, las situaciones parecen menos crudas y más literarias que si las hubiera desarrollado como unas memorias en primera persona. Algunos de los episodios son, aunque tristes, realmente exquisitos.

La segunda parte de Espacios sin aire reúne varios epígrafes: Perdedores (quizás el menos interesante), Obituarios y Suicidas que conocí. El libro se cierra con un epílogo de Susan Faludi en el que rinde homenaje al activismo de Firestone.

Espacios sin aire

Shulamith Firestone

Traducción de Claudio Iglesias

Editorial Muñeca Infinita

245 páginas