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Cuando supimos que el Dr. George Cleghorn, el cirujano escocés de Edimburgo que perteneció al regimiento 22, había atendido a los enfermos y heridos de la escuadra británica, durante 13 años - desde 1736 a 1749 - nos surgió la necesidad de conseguir algún ejemplar del libro que escribió « Observations on the epidemical diseases in Minorca « en el que describe sus experiencias desde 1742 a 1744.

Afanados en su búsqueda tuvimos suerte en una librería de Canadá de la que compramos un ejemplar de la edición de 1751. Rápidamente nos afanamos en conseguir su traducción, extremo este que logramos después de no pocas gestiones, haciéndose cargo de su edición la Real Academia de Medicina. Su venta nos permitió recuperar los 1350 $ que habíamos conseguido recaudar entre varios voluntarios para la compra del mismo.

Dado que el Hospital Naval de la Isla del Rey era el primero del mundo construido por los ingleses (fuera de la metrópoli) y que fue considerado el más importante de Europa (luego vendría el de Malta y otros) dicho libro al publicar las experiencias relativas a nuestro Hospital, fue considerado un éxito mundial.

Por ello supimos que en pleno siglo XVIII se habían hecho 8 ediciones del mencionado libro (6 en inglés, una en francés y otra en alemán) por lo que, además de dedicarle a tan emblemático personaje la sala de autopsias, decidimos buscar ejemplares de las otras ediciones, hasta completar la colección. Así conseguimos:

De la primera edición. Londres 1751, 2 ejemplares (ademas del adquirido por la Fundación, uno donado por Ian Warren en 2016).

Un ejemplar de la tercera edición. Londres 1768. (comprado por la Fundación).

De la cuarta edición: Londres 1779. 3 ejemplares. Uno adquirido en Barn Books 2008. Otro donado por Paul Orsich en 2013 y un tercero reencuadernado comprado en The Book Haven de Lancaster.USA.

La considerada quinta edición es un libro editado en Philadelphia (USA) en 1809 con una interesante nota para los estudiantes firmada por Benjamin Rush.

G. Cleghorn tuvo la inquietud de querer saber el motivo por el que habían fallecido sus pacientes. Para ello empezó a «abrir» a los muertos, realizando más de 1000 disecciones de cadáveres (luego se llamarían autopsias). En ausencia de cadáveres humanos, se hacía traer monos del norte de África, para seguir investigando. Téngase en cuenta que la Inquisición en España no permitía la manipulación de cadáveres, pero en Menorca, al ser británica, el Santo Oficio no actuaba.

En su Topografía Médica G. Cleghorn explica cómo se vivía en Menorca, como se alimentaban, con los nombres de plantas y peces, como se defendían del frio, del calor, como se protegían de las humedades….etc.

G. Cleghorn fue una de las primeras personas que observó con regularidad la meteorología y las circunstancias ambientales. Así medía la temperatura, la velocidad y dirección de los vientos, las horas de Sol, las lluvias, etc. «ojalá algún otro médico hubiese hecho estas mediciones con anterioridad « dice, y continua: «porque ya sabría yo a qué atenerme al enfrentarme a determinadas dolencias…». Téngase en cuenta que en esa época se consideraba que todos los males eran debidos al entorno, el ambiente, los miasmas…

Recientemente nuestro compañero José Muñoz se percató de que en una tienda de antigüedades tenían a la venta un ejemplar de MCDDLXII del mencionado libro de G. Cleghorn, (la 2ª edición de la que carecíamos), a un precio poco menos que inasequible para nosotros. Mientras debatíamos sobre la conveniencia de conseguir fondos para poder adquirirlo, la sorpresa vino de la mano del voluntario británico Ian Warren el cual lo había adquirido con el fin de obsequiarlo a la Fundación. Con éste, son ya 5 los ejemplares originales de distintas ediciones - descritas mas arriba - de los que disponemos, cuyas portadas impresas en facsímil se exhiben - junto a una fotografía del cirujano - en la sala de autopsias del hospital, sala homenaje al Dr. George. Cleghorn.

Otro aspecto conocido del Dr. Cleghorn como persona imbricada en la sociedad menorquina, fue su intervención en el episodio que tuvo lugar con 3 oficiales de su regimiento, los cuales después de desertar del ejército, se escaparon con 3 novicias del convento de Santa Clara de Ciudadela, lo que vino en llamarse «un escándalo en Ciudadela».

Oficiales británicos, anglicanos, que desertan y huyen con novicias, católicas, de un convento de clausura… un auténtico escándalo. Las tres novicias se llamaban Margarita (Albertí, Gomila y Sintas), los oficiales pertenecían al regimiento 22, cuya bandera está expuesta en la capilla anglicana de la Isla del Rey. La Fundación ha editado un pequeño documento en el que se detalla el proceso judicial al que dio origen.

Aun nos faltan los originales de 3 ediciones para completar la colección. A buen seguro, no dude el lector que los conseguiremos.

José Maria Cardona-Natta

Voluntario