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Las noticias de las muertes de Jim Morrison, Louis Armstrong o de 25 asesinatos de mexicanos en California no causaron ninguna impresión en Nicolás, un administrativo de una oficina municipal de Monterrey. Sin embargo, el aciago día que se enteró del fallecimiento de tres cosmonautas rusos la vida dio un giro total para él.

Este es el planteamiento de partida de El peso de vivir en la tierra, la última novela de David Toscana (Monterrey, México, 1961), en la que crea un moderno Quijote que en lugar de ver el mundo a través de las novelas de caballerías, pierde la cabeza por la carrera espacial y por las obras y las vidas de los grandes novelistas y dramaturgos rusos de los siglos XIX y XX.

Este singular personaje, al enterarse de la tragedia de los astronautas de la estación espacial soviética Sályut abraza con fuerza a su mujer al volver de la oficina y le dice “Tú y yo vamos a morir como cosmonautas rusos”.

Nicolás decide rusificar su nombre y convertirse en Nikolái Nikoláievich Pseldónimov y llamar a su mujer Marfa Petrovna. Su existencia cotidiana se guiará únicamente por las obras de los literatos rusos como Gogol, Dostoievski, Chejov, Tolstoi, Pasternak, Bulgákov Babel, Soljenitsin, sus personajes o sus propias desventuradas biografías.

Lo sorprendente es que un puñado de desconocidos le sigue la corriente, excepto su jefe que le despide de la oficina debido a que decide redactar todos sus informes sobre carreteras marcando las distancias en verstas y calculando la inversión en rublos.

A pesar de que no le gusta beber se siente obligado a hacerlo para seguir el mal ejemplo de algunos de sus antihéroes de ficción. “Tendré que beber cada día – se dice así mismo, y prometerle cada día entre lágrimas a Marfa Petrovna que no lo haré más”.

Encuentra una taberna a la que bautizará con el nombre de Sályut y reunirá allí una serie de parroquianos a los que convencerá para que como él se empeñen en entrenarse como cosmonautas, en vivir como en Rusia y en cambiar el cotidiano tequila y el guacamole por el vodka y el caviar.

A partir de entonces se suceden una serie de disparatados y cómicos episodios en los que el grupo tratará de recrear con fervor escenas, conversaciones e historias de la literatura rusa.

El autor, ganador de los premios Casa de las Américas y Elena Poniatowsca, entre otros, nos propone en El peso de vivir en la tierra un conjunto de variadas escenas que resultan un tanto excesivas, aunque algunas son muy divertidas. En cualquier caso, además de una novela de clara inspiración quijotesca su libro es toda una recopilación de grandes momentos, anécdotas y frases de los grandes literatos rusos.

El peso de vivir en la tierra

David Toscana

Editorial Candaya

317 páginas