No pasa nada, o casi
Foto: Gemma Andreu
En un día de cierto trajín en el centro de Maó, por aquello de un par de cruceros y la irrupción todavía tibia de turistas por distintos caminos, un paseante nos informa, mediante un mensaje en su atuendo, de que no pasa nada. Bueno, nada, nada. Tampoco. Pasa poco, la verdad. El periodo de entreguerras que comprende de la Semana Santa a la irrupción estival más playera está siendo poco intenso, pero cosas pasan. Como mínimo pasan coches, y si nuestro amigo espera un poco, verá que pasa un tren turístico. Pasa gente y pasan las nubes bajas en un día especialmente cargado en cuanto a la meteorología. No pasa nada puede ser una afirmación categórica, que entendemos pero rebatimos en este texto, pero también puede ser una frase de consuelo, de ánimo cuando las cosas vienen torcidas. Calma. Comparado con lo que se ve por el mundo, lo que pasa no es nada. Si lo expresa en este sentido, nada le puedo objetar a la consigna textil.
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