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Rodríguez Zapatero y los abortos legales

El mismo día en que en Las Cortes se daba luz verde a la nueva ley del aborto, monstruosidad moral sin paliativos promovida por el Gobierno del PSOE, propia de sociedades bárbaras e inaceptable en una que se dice civilizada, y los medios de comunicación informaban de un nuevo asesinato cometido por la dictadura castrista, nuestro fotogénico Presidente Zapatero lanzaba en Europa una de sus peroratas electoralista habituales, esta vez en vigorosa y televisada defensa de la vida y de los derechos humanos y sobre la democracia y la ilegitimidad de los estados y de los gobiernos para interferir en la vida de los ciudadanos a causa de sus ideas. Y parecía honesto, totalmente convencido de lo que decía. Tanto, que quien no conociera su proyecto abortista y su afinidad ideológica con la dictadura comunista cubana a la que presta ayuda económica y cuyo crimen no condenó, y no supiera de su carencia de escrúpulos y de su probada habilidad para la mentira, probablemente creería en su sinceridad. Mientras contemplaba atónito tal muestra de cinismo, me pregunté qué clase de conciencia hipócrita se había de tener, qué clase de persona había de ser para declararse ferviente defensor de la vida en un foro internacional delante de las cámaras, mientras en casa, lejos de los focos, impulsaba una norma que legalizaba el asesinato libre de seres humanos y facultaba a una adolescente inmadura para que, desoyendo la opinión y el consejo de sus padres en una cuestión tan grave, se enfrentara sola a la decisión de actuar como jurado, juez y verdugo de su propio hijo, inocente de todo error y de toda maldad. Me resistía a creer que este señor fuera un malvado consciente del daño que causaba y que, tal vez, no fuera más que un insensato irresponsable, rehén, en sus acciones de gobierno, de sus incoherentes y desatinadas fantasías. Aunque considerando, por otra parte, la saña con que, durante sus años de mandato, ha pretendido arrinconar y anular al adversario político, representante legítimo de casi la mitad de la población votante, así como su persecución encubierta a todo lo que huele a sacristía, llegué a la sospecha fundamentada de que lo más probable es que no fuera sino un pobre hombre cegado fanáticamente por resentimientos y rencores enconados hacia ideologías y criterios morales opuestos a los suyos, cuya ansia de poder, cuya soberbia y cuyo peligroso mesianismo, junto con su mediocre preparación intelectual y su desprecio a todo principio ético habían hecho aflorar su velada veta totalitarista puesta de manifiesto, entre otros síntomas, por su simpatía y su subvención a la dictadura ultraizquierdista mencionada. Y que todo ello le había hecho olvidar que, de acuerdo con las reglas de la democracia por las que fue elegido Presidente del Gobierno, lo fue de todos los españoles, también de los que piensan diferente y no le votaron, y le llevaban a violentar a la sociedad imponiéndole una norma inadmisible para una parte muy importante de ella con el fin de modelarla, quisiera o no, a la medida de su ideología particular. No hay que olvidar, a este respecto, las encuestas sobre la aceptación de la ley por parte de los ciudadanos, que realizaron durante su trámite parlamentario muchos periódicos de ámbito nacional de todas las tendencias políticas. En todas ellas el resultado fue el mismo: una gran parte de la ciudadanía rechazaba la ley. Y, sin embargo la ley fue aprobada. Fue un caso claro de prevaricación política, pues, a sabiendas, se legisló en contra de la voluntad de una gran mayoría de la sociedad. Y por si esta vulneración de la sensibilidad democrática no fuera suficiente, con la aprobación de la ley se forzó la Constitución de 1978, que en su artículo 15 declara: "Todos tienen derecho a la vida… Queda abolida la pena de muerte…" Mención especial merecen los políticos y los partidos que oficialmente se declaran creyentes y que vendieron su conciencia y sus creencias religiosas dando su voto afirmativo a la ley, como las prostitutas, a cambio de dinero o de un escaño en el parlamento. Al parecer, pese a ser creyentes, han olvidado la claridad y la contundencia de las palabras de Jesús de Nazareth: "nadie puede servir a dos señores" (Mateo 6,24). Posiblemente, sería pedir demasiado que, dados los tiempos que vivimos, estos políticos, precisamente por su cargo público, fueran modelo de integridad.Me pregunté entonces cómo era posible que un político de estas características pudiera ser la cabeza del gobierno de nuestro país ¿Dónde estaban la honestidad personal, la credibilidad que genera confianza, la capacidad de análisis inteligente de los problemas que permite la gestión eficaz y conduce a la solución correcta y no demagógica, el sentido de estado conciliador y equitativo en busca del bien común, etc. etc. que los ciudadanos tenemos derecho a exigir de quien nos gobierna?

No parecen ser éstas, desde luego, las cualidades deseables por las que destaca el Sr. Zapatero, sino más bien por las contrarias. Así, las consecuencias de su acción de gobierno están mostrando que a su egolatría no le era suficiente con que su despilfarro desenfrenado del dinero público y su incompetencia en la administración económica del estado junto con su pésima gestión de la crisis estén llevando a España a la ruina (responsabilidad que siendo exclusivamente suya quiere ahora diluir repartiendo la culpa, y cuya solución es incapaz de hallar, pues discurre por caminos que él no sabe cómo recorrer) y haya dejado en la calle a varios millones de trabajadores y a muchos jóvenes abandonados y sin futuro, con que su rencor personal promoviera el resurgimiento de los odios que originaron nuestra guerra civil, con provocar el caos moral en la sociedad disfrazando el timo de libertad y de progreso, con dividir a las regiones y pueblos de España en unos nuevos reinos de Taifas donde cada uno tira por su lado, sino que ahora, en otra de sus descabelladas proezas, promueve la aberración moral de transformar de delito en derecho el crimen execrable de matar libre y legalmente a seres humanos inocentes.

Me pregunto ahora si su ceguera pseudoprogresista y su codicia de votos, aunque provengan del feminismo radical y de las boyantes clínicas abortistas, le habrán permitido la más mínima reflexión sobre las consecuencias y sobre el daño que la nueva ley va a causar no solamente a la sociedad en su conjunto, y a las mujeres adultas en particular, sino también a las adolescentes imprudentes que se acojan a ella. Sólo un ejemplo. ¿Se habrá interesado el Sr. Zapatero por el hecho de que el hondo sentimiento de culpa por matar al hijo y el inevitable sufrimiento psíquico resultante pueden desgraciar a la muchacha para toda la vida? Lo pongo muy en duda. ¿No se le han ocurrido otras soluciones? ¿Qué hay de la educación sexual en serio, entendida no sólo como información sino, y sobre todo, como formación en valores transcendentes? ¿Qué hay de la adopción? ¿Y de los hospicios? ¿Qué hay de la ayuda a la embarazada incauta, y no sólo pecuniaria? ¿No ha encontrado más solución que la muerte?

Supongo, por otra parte, que aún pecando de ingenuo, sería también pedir demasiado que el Sr. Zapatero tuviera la capacidad de autocrítica necesaria para darse cuenta del caos en que ha sumido a la sociedad y en un rasgo de honestidad que le haría merecedor de respeto y quitaría hierro a algunas de las críticas anteriores, pulsara la opinión del pueblo soberano disolviendo el parlamento y convocando elecciones anticipadas. En mi opinión ésta es la única solución adecuada que requieren las circunstancias en que nos encontramos. Si lo hiciera, el nuevo gobierno podría intentar generar en la sociedad la credibilidad y la confianza imprescindibles para salir del pozo en que se la ha metido, podría arreglar las fechorías cometidas, tendría capacidad para llevar a cabo la ya imprescindible regeneración de la cosa pública y combatiría con ello el desprestigio creciente de la clase política y el rechazo ¿justificado? del ciudadano hacia ella.

Jaume Llabrés
Ciutadella

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Carta al señor Antich

Observo preocupado como ciudadano de Menorca, las muchas incongruencias en el Govern del que usted preside, y muchos son los problemas en dar solución a día de hoy. Si tenemos salud, podemos enfrentarnos a todos los demás problemas incluida la crisis a la que el Govern Balear no pone límite. Mal han de estar las cuentas del ejecutivo Balear, cuando están recortando en temas capitales como la seguridad y calidad sanitaria, y nos enteramos que van a reestructurar el servicio del 061 en cuanto a servicios extrahospitalarios para dar un paso hacia atrás. Un servicio que tiene por finalidad, estar en unos pocos minutos "in situ" para poder actuar y disponer de opciones para "revertir o no la vida de cualquier ciudadano que resida en Menorca." El propósito es el siguiente, hasta ahora, la plantilla de emergencias extrahospitalarias trabaja a tiempo completo atendiendo el servicio, así y todo, sabemos que ocurren puntualmente demoras considerables.

Ahora, se pretende que además se de servicio a pacientes en el propio hospital, que un doctor que esté atendiendo a un paciente en el hospital, deba dejarlo a medias para salir corriendo en la ambulancia, para atender a otro en su domicilio, vía pública, carretera, etc. Uno u otro deberán esperar, resultado, dos pacientes mal atendidos con grave riego de pérdida de la vida para el de fuera del centro.

Esto, en pocas palabras es un atropello y grave retroceso en la calidad del servicio, con esta restructuración las esperanzas de salvar vidas humanas se eliminaran por completo.Deberían saber nuestros responsables políticos del Gobierno Balear, que una parada cardiaca superior a 6 minutos y siendo un tanto generoso, es casi imposible salvar o al menos no dejar secuelas de primer orden al afectado para el resto de su vida.
Ese proyecto "novedoso" que pretenden recuperar, ya fue desechado por obsoleto hace tiempo. Para el colmo de los males, a los trabajadores del servicio, aún no se les ha explicado en profundidad, el plan a desarrollar.

Según el sindicato de enfermería, es una burda maniobra de desintegración del servicio, como siempre, y en su trasfondo, un problema monetario. Pues pongamos sobre la mesa el dinero para dar solución al problema. Paremos el despilfarro, hubiera bastado con apretar un solo botón. Como simple ejemplo, la pasada temporada se quiso retransmitir la Formula 1 por IB3, pagando por ello una valiosa cifra de 12 millones de euros, cuando en otras cadenas podía verse en abierto y sin ningún coste para los ciudadanos de Baleares.

Me pregunto, ¿Han de ser los servicios sanitarios los primeros en recortar? ¿Será por desconocimiento, incoherencia, el saber las prioridades y necesidades de los ciudadanos de Menorca? ¿Este tipo de actuaciones les llaman ustedes el racionalizar de forma eficiente los fondos públicos? Les sugiero que recapaciten y no den este paso tan negativo y erróneo para el bien de todos los Menorquines.

Josep Lluís Camps Pons
Es Castell

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La calefacció no funciona

Els alumnes de l'Institut Josep Miquel Guàrdia d'Alaior ens adrecem a la premsa per tal de denunciar el problema que estem vivint des de fa dues setmanes: no disposem de calefacció.

Com ja es va anunciar el passat 10 d'aquest mateix mes al diari Menorca, ens hem vist obligats a fer classe amb abric i demés amb la fi de no passar fred.

Els motius de la nostra protesta és que ja fa uns anys que la caldera que ens subministra calefacció al centre ha sofert diverses avaries i s'ha esperat a posar una solució definitiva fins que ha deixat de funcionar. Des de que va començar el problema, fa ara quatre anys, el centre està pendent que l'administració de la Conselleria faciliti la burocràcia per disposar d'una caldera nova.

Per tant, ens manifestem perquè en el cas que es produeixi una situació similar en el futur, es posi una solució abans d'arribar aquestes circumstàncies.

Els sotasignants d'aquesta carta som part de l'alumnat, professorat i personal no docent:

FRANCINA ALZINA MARTÍ, CARLA AMELLER GORNÉS, ÀNGELS ANDREU TIMonER, CRISTINA BARBER ROTGER, CARLOS CALAFAT MOLL, MERCÈ CAPELLÀ NEGRE, GEMMA COLL SINTES, PAU GARRIGA TRIAY, MÓNICA BARBER GOMILA, NATÀLIA GOMILA PONS, VIRGINIA GONZÁLEZ ARIAS, ITA HERNÁNDEZ VINENT, JUDIT MARQUÈS PALLISER, MIREIA MASCARÓ FLORIT, ÓSCAR PARTIDA HUÉSCAR, ZAIRA PONS RIERA, INÉS RIUDAVETs JÜNGERMANN, SOLEDAD ROTGER VINENT, JOAN SALES FLORIT
i 301 persones més
Alaior

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La via alternativa

Fa algún temps PP o UPCM, no sé ben bé de qui va sortir, van proposar la necessitat d'una via alternativa de circulació entre Ciutadella i Ferreries, per tal de que en cas d'accident que deixés tallada la carretera general, es tingués un pas alternatiu per no quedar incomunicats. L'ajuntament demanava al Consell Insular, l'estudi d'una via alternativa per circular.

La primera questió que cal resaltar és la demagògia de la proposta, amb l'argument d'una possible desgràcia, accident de consequències inimaginables que tallés la carretera, no ja per unes hores, deu ser per dies, com es pot dir que no, encara que amb aquesta lògica, i en previsió d'una gran desgràcia, es podrien colar moltes altres propostes, per tal d'assegurar més capacitat de resposta, però aquesta és una altra questió, que ninguú pot assegurar que no se sentin en un moment o altre, d'acord amb la moda de propostes amb xantatge emocional, que tant bons resultats dóna, sobre tot a Ciutadella.

Bé, el Consell Insular, va començar a estudiar el tema, de tant en tant sortien notícies amb indicacions del possible traçat, però aquesta setmana s'ha presentat una proposta, que fa pensar amb allò d'aprofitar l'avinentesa per tal de començar a sensibilitzar per lo que vindrà més endavant, el desdoblament, l'autovia, o perquè no parlem clar, l'autopista?

Tot plegat tot açò és molt lamentable, perquè una via alternativa ja està feta, per es Camí Vell de Ciutadella, pots anar a Cala Galdana, si en aquests moments està tancat en algun punt, per la qüestió d'emergència, la llei deu possibilitar la sol·lució d'aquests i d'altres entrebancs, o no estem parlant d'emergències?

La conclusió és que la manipulació per part d'algun partit, i d'alguna institució en aquest tema i d'altres, sembla un joc dels disbarats i no ajuda gens a valorar la política, i el govern, com un exercici de responsabilitat, sentit comú, en benefici dels ciutadans.

Francesc Camps i Llufriu
Ciutadella