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El Estatuto de Autonomía de Illes Balears determina en su artículo 4 que la lengua catalana tendrá, junto con la castellana, el carácter de idioma oficial. Añade que nadie podrá ser discriminado por razón del idioma y especifica que las instituciones de les Illes Balears garantizarán el uso normal y oficial de los dos idiomas y crearán las condiciones que permitan llegar a la igualdad plena de las dos lenguas.

Al parecer, en el actual Consistorio de Ciutadella, nadie ha leído el Estatuto o bien, si lo han hecho, pasan de él. Lo cierto es que tanto en las comunicaciones telefónicas como en las escritas se utiliza exclusivamente la lengua catalana.

Vaya por delante el aprecio y el respeto de quien redacta estas lineas por el idioma catalán. Un idioma culto europeo merecedor de consideración y promoción. Es más, se arriesga aquí la reflexión de que un español castellanohablante, él o ella, no puede considerarse verdaderamente culto si es que no posee nociones de catalán que le permitan entender en grado satisfactorio el «catalán estándar» hablado y leído.

Hecha esta salvedad, se invita a considerar el asombro y la frustración de un visitante inglés, francés, alemán, italiano... que pasa sus vacaciones en Ciutadella, en la creencia de que al formar Menorca parte del Reino de España, puede entenderse sin problemas en español. Esta persona reúne todos sus conocimientos del castellano, se pertrecha de un buen diccionario que coloca junto al aparato, descuelga el teléfono y marca el número del Ayuntamiento en busca de información. Le responde en catalán una voz masculina, probablemente gravada, que suelta una retahíla de negociados y departamentos con el número a marcar para hablar con ellos. Ni una sola palabra en otro idioma que no sea el catalán. Decepción, frustración y... desinformación del solicitante.

Esto no siempre ha sido así. En busca de una explicación solicité la ayuda de un buen amigo ciutadellenc, culto, razonable y con un elenco de apellidos menorquines en su árbol genealógico que no permiten duda alguna acerca de su arraigo en la isla.

¿Tú sigues las 'peripecias' de la política local?, preguntó. ¿Sabes qué partidos comparten por turno el poder en el consistorio? La venda cayó de mis ojos: ¡Con la política hemos topado, Sancho!

Mal, muy mal. No es buena política el declararle la guerra a un idioma, pretendiendo imponer otro. Los idiomas no son enemigos entre sí; ni tan siquiera rivalizan entre ellos.

El bilingüismo, o mejor trilinguismo, si consideramos que la 'lingua franca' europea, de alcance universal, es el inglés, es riqueza cultural y una herramienta indispensable para competir en el mercado de trabajo.

Tan solo una mentalidad estrecha, alicorta, retrógrada y primitiva puede pretender eliminar en Ciutadella, que al parecer, consideran su feudo, el uso de un idioma universal como el castellano, hablado por más de trescientos (300) millones de personas y que gana cada vez más adeptos y más espacio: en Estados Unidos hay más hispanohablantes que en España.

Flaco servicio les hacen a los jóvenes de esta ciudad y a sus expectativas de trabajo.