No es país para pobres
Parafraseando a Corman McCarthy («No es país para viejos») me viene a la mente este título cuando leo la noticia de la nueva ordenanza cívica (¿?) del Ayuntamiento de Palma que contempla la prohibición de vivir en caravanas y autocaravanas bajo amenaza de multas de hasta 1.500€. Uno pensaría que el alcalde está realmente preocupado por las personas o familias con niños, o personas de una cierta edad, que tengan que vivir sin un techo fijo y que les va a proporcionar una vivienda digna a un precio razonable. Pero no no, como en el título parafreseado, Palma no es una ciudad para pobretones, pero ¿qué se han pensado estos? En una de las ciudades de España con el m² más caro, unos trabajadores con sueldos normales, no pueden pagar unos alquileres estratosféricos , con lo cual, no se van a ir a vivir debajo de un puente , bosque o playa (los ecologistas también se quejarían). Los sueldos mileuristas no permiten alquilar precios de 1.500€ hacia arriba (eso en el caso de que lo encuentren) y el alcalde opta por la solución fácil (y falsa) prohibición y multa. Señor feudal dueño de almas y cuerpos decide donde se puede vivir o no. Tal vez no es consciente que todos estos trabajadores que tienen que vivir en vehículos no tienen otra opción y si eligen irse de la isla, les juro por Tutatis que toda la estructura turística y comercial de Mallorca se hunde. Porque el turismo es un sector de servicios, y los servicios los dan las personas (de momento, porque ya están acariciando la idea de tener robots camareros, cocineros, limpiadores).
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