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El Consorcio de Residuos Sólidos Urbanos -integrado por el Consell insular y los ocho ayuntamientos de Menorca- ha paralizado, tras la resolución dictada por la Comisión Balear de Medio Ambiente, el vertido y tratamiento de basuras en la planta de Milà. Las filtraciones detectadas en estas instalaciones obligan a ejecutar unas obras de reparación para garantizar su impermeabilidad y evitar la posible contaminación de los acuíferos.

Estas actuaciones no implicarán la paralización de la recogida de las basuras, que serán almacenadas y depositadas en condiciones de salubridad y garantía medioambiental. Una vez se haya generado un volumen importante de residuos se decidirá entonces si son transportados, para su tratamiento y eliminación, a la planta de Son Reus (Mallorca) o bien a Tarragona.

«Lo urgente es resolver este problema, luego ya llegará el momento de saber quiénes son los responsables», ha manifestado el conseller de Medio Ambiente y presidente del Consorcio de Residuos Sólidos, Fernando Villalonga. Efectivamente, los menorquines tienen derecho a conocer cómo se ha producido esta grave deficiencia, cuyo origen se sitúa en los errores de los cálculos hidrogeológicos.