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El Centro Penitenciario Menorca suele mostrarse públicamente cada año con motivo de la Virgen de la Merced, su patrona. La cárcel, cuatro años después de su construcción, está integrada en la sociedad insular. Quizás no lo esté en el paisaje, por el desacierto de la ubicación, pero no representa un problema para los que no residen en ella.

La integración se ha conseguido con el traslado a este centro de la mayor parte de los presos menorquines. En total, hay poco más de 50 internos, la gran mayoría residentes en la Isla. Eso significa que sus familias están cerca y ese contacto es primordial, básico.

El segundo aspecto que ha favorecido la integración de una forma muy importante es la implicación de personas y colectivos menorquines en las actividades con los reclusos, El grupo de Pastoral Penitenciaria de la diócesis ha demostrado su compromiso desde antes de la inauguración de la cárcel.

La directora del centro destaca que la baja ocupación (una cuarta parte de su capacidad) es algo positivo. De momento, se ha demostrado que la cárcel sirve a la sociedad insular y cumple un objetivo importante, social y humano.