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La convención que este fin de semana ha celebrado el PP balear refleja el estado de ánimo de esta formación política que, tras perder las elecciones municipales y autonómicas, debe marcar el nuevo rumbo para enfrentarse a las generales del 20 de diciembre y recuperar miles de votos. Pero las distintas posiciones y declaraciones evidencian importantes contradicciones.

Se abre la puerta para revisar el encorsetado código ético de Bauzá que le permitía retirar de los cargos públicos a imputados por cuestiones administrativas. Los malos resultados cosechados no avalan la aplicación de estos criterios.

Pero los casos de corrupción persiguen al PP. La última traca ha consistido en la declaración en sede judicial del cuñado de Jaume Matas, Fernando Areal, exgerente del partido en Balears, al confesar el uso de «dinero negro» para la campaña electoral de 2007. Mientras sigan estallando casos de esta envergadura, difícilmente podrá emprender su recuperación el PP, que cuenta con varios imputados pendientes de las decisiones de los tribunales.

El mensaje de Miquel Vidal, presidente en funciones del PP balear, está claro: «volver a ser lo que fuimos», en alusión al populismo de Gabriel Cañellas, lo que implica otros modos y maneras de hacer política.