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La esperada declaración de Jaume Matas en el juicio por el «caso Nóos» aportó los primeros síntomas de arrepentimiento del expresidente por las múltiples irregularidades detectadas en la gestión del Govern. Matas asumió la responsabilidad política de contratar a Iñaki Urdangarín, manifestó la voluntad de restituir el daño causado a las arcas públicas y pidió disculpas por sus errores, aunque los atribuyó a sus subordinados.

Ninguna revelación, excepto los calificativos de «conseguidor» y comisionista para el yerno del rey don Juan Carlos. Las manifestaciones del expresidente de Balears en sede judicial evidenciaron su activo papel de cómplice en el enorme fraude del Instituto Nóos, con el único aval de un miembro, en aquel momento de la Familia Real. Desde el Consolat de Mar pone al servicio de Nóos toda la administración autonómica sin el más mínimo control, una grave irresponsabilidad por la que debe rendir cuentas. Constituye una incógnita el  rumbo que marca Matas con su declaración, a caballo entre la confesión y la asunción de responsabilidades. Ha quedado claro que Balears vivió una inaceptable forma de hacer política entre 2003 y 2007.