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Durante el pasado año, en el hospital Mateu Orfila de Menorca, los médicos del IB-Salut practicaron un total de 135 abortos, la cifra más alta de la última década y la segunda desde el comienzo del presente siglo, como informó MENORCA l «Es Diari» en su edición del martes. Cada aborto constituye un drama y un fracaso -humano, familiar y social- en la Menorca del siglo XXI. Para la madre y para la sociedad menorquina en su conjunto, cuyos alarmantes índices demográficos, con una preocupante caída de la fecundidad, demuestran que no puede cerrarse a la vida. 

El concebido no nacido merece ser protegido y el mejor modo de conseguirlo es acabar con aquellas circunstancias, muchas veces trágicas, que conducen a una madre a tomar una decisión tan radical y tan dolorosa como la de abortar.

Ante esta estadística, los poderes públicos no pueden permanecer impasibles, porque deben promover, con eficacia y compromiso, políticas eficaces en materia de familia, maternidad y sexualidad responsable. 

Es preciso concienciar a la sociedad del valor intrínseco de la vida, así como de la responsabilidad que todos asumimos con nuestros propios actos.