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El caballo menorquín no solo es el elemento característico de las fiestas de Menorca y una de las imágenes más bellas para la promoción de la Isla como destino turístico, sino que es también una actividad económica que ha de ayudar a mejorar la renta del sector primario.

Los últimos datos son positivos. Existen 3.790 ejemplares inscritos en el Registro de la raza autóctona, quinientos más que hace seis años. Además se han multiplicado por cuatro las ganaderías en el extranjero que cuentan con equinos menorquines (272) y casi por tres las de la Península (160).

La crisis también afectó a este sector, que ha padecido un cierto estancamiento. Ahora ya se constatan síntomas de una positiva recuperación.

La mejora morfológica, a través de un trabajo sistemático de selección de los sementales, y las técnicas de funcionalidad hacen que se amplíen las prestaciones del caballo menorquín y eso le convierte en un producto con más posibilidades comerciales.

La Feria del Cavall Menorquí, en su vigésima edición, es un gran atractivo para los menorquines, que aprecian la belleza de estos ejemplares que forman parte de nuestra cultura y de nuestra economía.