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El Govern está decidido a autorizar que las plantas bajas destinadas a actividad comercial puedan convertirse en viviendas. Un cambio de uso que refleja la transformación sociológica y la nueva realidad que afecta a los núcleos urbanos para atender las necesidades de la demanda. Porque está claro que hoy hacen falta más casas que establecimientos comerciales.

La crisis, que empezó en el segundo semestre de 2007, se llevó por delante empresas constructores e inmobiliarias, y ha dejado un alto stock de pisos en manos de los bancos. Un duro golpe que aumentó el paro, frenó el consumo y cerró numerosas tiendas. La solidez del turismo con el alquiler vacacional impulsa la recuperación en Balears. Al mismo tiempo, crece la demanda de viviendas mientras permanece cerrado un gran número de locales comerciales.

Viene una época de alta exigencia para el pequeño comercio porque sólo los comercios especializados y profesionalizados lograrán competir con los grandes, por lo que pierde sentido el paisaje urbano de antaño, plagado de negocios, con un exceso de oferta. El regreso de las viviendas a las plantas bajas constituye una buena opción al permitir el acceso a más casas y mejorará la imagen urbana. Hay conseguir los resultados al menor coste posible, con el mayor beneficio social.