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El cálculo avanzado de la inflación en España durante el pasado mes de enero presenta un incremento anual del tres por ciento, porcentaje que dobla el de la zona euro. Al encarecimiento de la electricidad y los combustibles se atribuye este aumento. Los expertos pronostican que se moderará en los próximos meses, pero desde 2012 España no registraba una alza del IPC tan elevada, que ha roto de manera abrupta la tónica estable de estos últimos años.

Finaliza la época en la que se habían abaratado los precios de los combustibles derivados del petróleo. Las restricciones aprobadas por la OPEP cambian de forma radical el escenario del que tanto se ha beneficiado España. Se evidencia nuestra dependencia energética, disminuye la competitividad en relación a los países del euro y las economías familiares ya notan los efectos de este repunte inflacionario. Las previsiones confirman una importante pérdida del poder adquisitivo, que en los pensionistas resulta particularmente grave, porque la subida de las pensiones ha sido este año de sólo el 0,25 por ciento. Tan perjudicial es la inflación negativa como elevado aumento al carecer de mecanismos correctores.