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Las reiteradas declaraciones y manifiestos a favor de la implantación de las energías renovables en Menorca con el objetivo de reemplazar los combustibles fósiles y evitar su impacto contaminante choca con la cruda realidad de la caída de la producción a los niveles más bajos en los últimos siete años. Los datos son contundentes, porque el 96,8 por ciento de la energía eléctrica que se produce en la Isla procede de la quema de dos combustibles fósiles: carbón y gasolina diesel, ambos con un elevado poder de contaminación medioambiental, pero con un reducido coste.

A pesar de las proclamas y apuestas políticas, las renovables han perdido peso en los últimos años en la Isla y el 2016 sólo aportaron el 3,2 por ciento de la energía total generado, con 5.416 megavatios/hora a través de las instalaciones eólicas y 7.753 megavatios/hora con los equipos fotovoltaicos.

Otras regiones insulares como El Hierro, en el archipiélago canario, han sabido dar respuesta, a través del parque hidroeléctrico Gorona del Viento, al suministro energético con renovables. Menorca, declarada Reserva de la Biosfera, debe avanzar en esta dirección y pasar de las palabras a los hechos.