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El informe de la Sindicatura de Greuges presentado ayer ante el pleno del Consell pone de manifiesto que una institución de tanta relevancia y con larga acreditada en los países democráticos aún continúe siendo tan desconocida en Menorca. Con pocos medios a su disposición los tres síndicos -Emili de Balanzó, Gràcia Seguí y José Barber- han hecho cuanto han podido para difundir y divulgar las funciones de la Sindicatura, pero aún falta mucho camino por recorrer.

Llama la atención que en varias ocasiones -falta de médicos especialistas en alergias, y las inspecciones del IBAVI, con funcionarios desplazados desde Mallorca a Menorca- hayan tenido que actuar por iniciativa propia. Pero lo más grave consiste en que la Sindicatura de Greuges, creada por el Consell, sufra las consecuencias de la lentitud demoras del propio Consell insular al demorar la respuesta a sus demandas y resolver los problemas planteados por los menorquines.

El gobierno tripartito del Consell de Menorca debe reaccionar ante este severo toque de atención de los síndicos. La buena disposición y la buena voluntad no bastan porque chocan con la falta de agilidad y de eficacia. Hay que actuar y pasar, por tanto, de las palabras a los hechos.