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La experiencia de los buses lanzadera para acceder a determinadas playas de Menorca, que durante este verano el Consell está experimentando en Macarella y Favàritx, pone de manifiesto que la presión se traslada a otras calas. Mientras Macarella y Favàritx, a las que para llegar es preciso pagar el coste del billete del autobús, presentan una imagen idílica, con una escasa afluencia de usuarios, las playas vecinas reciben un gran afluencia de visitantes y menorquines que se muestran contrarios utilizar estos buses lanzadera.

Confirma estos hechos el gran número de vehículos, con una media diaria de 750 coches, que no pueden acceder a Cala en Turqueta y Son Saura, en la costa sur de Ciutadella. La presión de quienes evitan Macarella y se trasladan directamente a estas dos playas provoca que el aparcamiento de Cala en Turqueta se cierre a las 8'30 de la mañana, mientras que a las 10 ya está cerrado el estacionamiento de Son Saura. Hay que valorar el impacto y las consecuencias de estos buses lanzadera, así como la respuesta obtenida. Mientras, sigue aún sin entrar en servicio el anunciado aparcamiento para los coches de los usuarios del bus a Macarella, cuyo uso público reclama el Ayuntamiento.