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Una intensa tormenta, provocada por una ‘gota fría’, ha provocado en el levante de Mallorca hasta el momento diez muertos y seis desaparecidos, un saldo trágico al que hay añadir cuntiosas pérdidas y daños materiales en toda la comarca. El balance de víctimas es, todavía, provisional. La magnitud del desastre ha provocado una gran conmoción y ha desencadenado una ola de solidaridad.

Los expertos confirman la imposibilidad de una previsión eficaz para detectar esta tormenta, con registros de precipitación excepcionales. La configuración del torrente de Sant Llorenç no tuvo capacidad suficiente para evacuar todo el caudal que se transformó en una ola de muerte, dolor y destrucción.

Las instituciones deben comprometerse en el apoyo a las familias de las víctimas y los damnificados por esta catástrofe. Esta es la prioridad. Apoyo afectivo y también económico.

Pero también habrá que analizar en profundidad lo ocurrido en la noche del miércoles y rectificar posibles errores. No es momento de reproches, sino de acciones para normalizar la actividad. Ante esta tragedia hay que valorar y destacar la gran solidaridad, con numerosos ejemplos individuales y colectivos.