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El número de mujeres que abortó en Menorca durante el pasado año aumentó después de tres años consecutivos de descensos. En el hospital Mateu Orfila se practicaron 129 interrupciones voluntarias del embarazo, mientras que otras siete mujeres que residen en la Isla optaron por abortar fuera de Menorca.

Detrás de cada gestación interrumpida subyace un drama y también un triple fracaso: humano, familiar y social, que nos interpela en la Menorca del siglo XXI. Una isla con preocupantes índices demográficos y una alarmante caída de la fecundidad, es preciso adoptar medidas a favor de la vida y respuestas para evitar los abortos. Porque el concebido no nacido ha de ser protegido. Ello implica luchar contra las circunstancias, los hechos y el entorno que conducen a una madre a adoptar una decisión tan radical y dolorosa como es impedir el nacimiento de su futuro hijo.

Las instituciones y los poderes públicos de Menorca deben actuar con medidas y respuestas que implican políticas eficaces en materia de familia, maternidad y sexualidad responsable. Acciones unidas a la concienciación sobre el valor y el sentido de la vida, así como la responsabilidad de cada uno.