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El informe técnico que publicamos hoy sobre las «graves e inadmisibles» deficiencias en el Servei d’Emergències del Govern balear que el jefe de la unidad, Joan Pol, entregó al director general, Pere Perelló, y a la consellera Catalina Cladera una semana antes de las inundaciones mortales en la comarca del Llevant de Mallorca evidencia la ligereza con que ha sido tratado este departamento. El informe identifica y señala todos los problemas internos, uno por uno.

Las conclusiones de este documento exigen más explicaciones que las ofrecidas por la consellera Cladera en sede parlamentaria, por no hablar de dimisiones. Las deficiencias fueron comunicadas en múltiples ocasiones ante el «sistemático incumplimiento de la administración autonómica» de la normativa vigente. Advierte que «no hay un sistema de respuesta a grandes emergencias» por la falta de personal e invita a profundizar en la investigación judicial que ya está en marcha. También hay que preguntar hasta qué punto estaba operativo el Servei d’Emergències en la tarde del 9 de octubre. Lo peor es pensar que la tragedia pudo evitarse si las cosas se hubiesen hecho bien, con los medios adecuados y coordinación.