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El incremento de los abortos en Balears durante el 2018 -un 5,6 por ciento, hasta alcanzar los 3.177 casos- evidencia un triple drama y también un fracaso en los ámbitos humano, familiar y social. Estas preocupantes cifras ponen de manifiesto la necesidad de aumentar la educación sexual para evitar los embarazos no deseados pero, al mismo tiempo, nos interpelan sobre la urgencia de recuperar unos valores basados en que todo concebido no nacido merece y necesita ser protegido.

Para ello es preciso afrontar y combatir las circunstancias que conducen a una mujer a renunciar a la maternidad al optar por una medida tan dura, radical y dolorosa como es el aborto. Los datos difundidos por la Conselleria de Salud revelan el alto porcentaje de mujeres que no utilizan anticonceptivos y las edades en las que interrumpen voluntariamente su embarazo. Menorca, que sufre una alarmante caída de la fecundidad, no puede cerrarse a la vida.

Las instituciones y poderes públicos deben actuar y responder con políticas eficaces en materia de familia, maternidad y una sexualidad responsable, a favor de la conciliación familiar y más ayudas para favorecer la natalidad y la maternidad.