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La celebración, durante este fin de semana en Alaior de la Fira del Camp de Menorca permite conocer y valorar la situación del sector primario de la Isla. Menorca cuenta hoy con 120 fincas ganaderas en explotación, tras haber cerrado 48 llocs estos últimos cinco años. El abandono registra una tendencia que se mantiene, como confirma el cese de la actividad en cinco fincas el 2018, con la pérdida de 193 vacas productoras.

El campo de Menorca sufre la paradoja del incremento de productividad de la cabaña vacuna, el triple del que se obtenía por cabeza hace cuarenta años, mientras que disminuye la rentabilidad. Este grave problema viene motivado por la caída de los precios de los productos mientras aumentan los costes. A este desequilibrio debemos añadir los reiterados retrasos en el pago de las ayudas del Plan de Desarrollo Rural y de la PAC. «El campo de Menorca está prácticamente muerto, pero los payeses aún estamos vivos, aunque sin alegría», afirma Jaume Moll, l’amo de Son Bou Vell, vicepresidente de Frisona Balear. Esta angustioso SOS exige respuestas y medidas urgentes para dar nuevas oportunidades y mejorar la rentabilidad del campo menorquín.