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La campaña electoral que empezó anoche es una de las más decisivas de los últimos años. La recta final para los comicios del 28 de abril será determinante para la configuración de las mayorías en el nuevo Congreso de los Diputados. Un 40 por ciento del electorado español aún no ha manifestado sus preferencias, tal como señala el Centro de Investigaciones Sociológicas.

Con esta premisa, la captación del voto augura una campaña dura ante una ciudadanía abrumada por los múltiples mensajes que recibe y los importantes retos que deberá afrontar el próximo Gobierno.

Los últimos sondeos revelan una escalada en la radicalidad de las posiciones de los distintos partidos. Izquierda y derecha están tensando sus planteamientos, influidos por las formaciones más extremas. A esta dinámica debemos añadir la compleja situación del proceso independentista de Catalunya. En conjunto se diluye la moderación. Además del problema catalán, el nuevo Ejecutivo central debe afrontar la incertidumbre económica, con un cambio de ciclo; la viabilidad de las pensiones, la reforma de la Constitución, la financiación autonómica y el ‘Bréxit’. Muchas cuestiones a resolver.