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El último barómetro electoral difundido por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) apunta a la clase política como el segundo problema que más afecta a los ciudadanos. Por delante sólo queda el paro. Esta visión negativa sobre los políticos coincide con las próximas elecciones generales del 10 de noviembre, lo que abre numerosas incógnitas ante las urnas.

El sondeo del CIS refleja el estado de ánimo derivado del bloqueo institucional en España desde los comicios celebrados el 28 de abril. La incapacidad para investir a Pedro Sánchez y el fracaso de las negociaciones han provocado un clima de desafección e indignación. La prolongada interinidad en la Administración del Estado, con un Gobierno en funciones y Presupuestos prorrogados desde mayo de 2018, suscitan un vivo rechazo que hallará su eco en la próxima convocatoria electoral del 10 de noviembre. El enfado ciudadano es generalizado y profundo, como señala el CIS.

Corresponde a los partidos afrontar y dar respuesta eficaz a este creciente desinterés. La política exige diálogo, pacto y acuerdo para conseguir la gobernabilidad y la estabilidad. Los políticos no pueden convertirse en una parte del problema.