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Según el «Anuari d’Educació de les Illes Balears 2019», presentado ayer en Palma, el archipiélago sufre un déficit de 2.600 plazas para la escolarización en la etapa de 0-3 años. Concluye que Mallorca y Eivissa registran una oferta insuficiente, mientras que Menorca la tiene cubierta. Habría que preguntar a las asociaciones de padres de alumnos, concretamente a su federación menorquina cuya voz apenas se escucha; a los ocho ayuntamientos de la Isla y al Consell si comparten estas conclusiones.

Cabe suponer que los autores del anuario comparten la preocupación por la nueva escuela de Es Mercadal, reiteradamente demandada por la comunidad docente; y el centro de Formación Profesional de Ciutadella, dos equipamientos presentados por el Govern pero con importantes retrasos en su ejecución y puesta en marcha. También deberían pronunciarse sobre el nuevo centro de FP previsto en los antiguos cuarteles de Es Castell, que acaba de anunciar la presidenta Francina Armengol.

Balears presenta un índice de escolarización por debajo de la media estatal en edades tempranas. El modelo actual genera diferencias por sus altos costes y es inaccesible para muchas familias. Una cuestión a corregir.