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En once años han desaparecido 2.700 pequeños y medianos comercios en Balears, un fenómeno que rebasa los aspectos vinculados a la economía. Cada cierre, agudizado por la falta de relevo generacional, la presión de las franquicias, las grandes superficies y las ventas por internet, tiene un impacto social en el que nos dejamos parte de la esencia colectiva de los pueblos y ciudades. Los comerciantes deben asumir los nuevos tiempos y dar respuestas.

Así lo está haciendo en nuestra Isla la Asociación de Comerciantes de Menorca que desde hace años trabaja a favor del comercio local. Para el 2020 Ascome anuncia la puesta en marcha del ‘markeplace’ menorquín Xuroa, donde se podrán adquirir online una gran cantidad de productos y ofertas de los comercios locales.

Los establecimientos que ofrecen exclusividad, atención personalizada y calidad logran sobrevivir. Ello exige renovación y captar la nuevas demandas de los consumidores frente a la improvisación y el continuismo. Las administraciones también han de ayudar al pequeño comercio. Pero los primeros que deben valorar el comercio local son los clientes. De ellos depende su futuro.