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La polémica inhabilitación del presidente de la Generalitat catalana, Quim Torra, acordada ayer por la Junta Electoral Central con siete votos a favor y seis votos particulares, eleva la tensión política pocas horas antes de que empiece la investidura que Pedro Sánchez afronta por tercera vez. Nos hallamos ante una decisión relevante que, a pesar de no haber adquirido firmeza, permite la retirada del acta de diputado a Torra y, en consecuencia, que no siga en la presidencia de la Generalitat.

La reiterada negativa de Torra a retirar los símbolos de apoyo a los políticos encarcelados tensa un escenario de desacuerdos de las instituciones catalanas con el Estado y salpica el debate de investidura del secretario general del PSOE que esta mañana empieza en el Congreso.

La inhabilitación de Quim Torra también fuerza el adelanto electoral en Catalunya. El pulso secesionista adquiere una nueva dimensión de impredecibles consecuencias, que impacta sobre los dos principales actores: Esquerra Republicana de Catalunya y JuntsxCat. Republicanos y exconvergentes mantenían distintas estrategias, pero el acuerdo de la Junta Electoral abre unas expectativas que no facilitan el sosiego institucional.