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El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, presentó ayer las líneas maestras del plan de ayuda al sector turístico español valorado en 4.262 millones de euros. Arropado por todos los departamentos ministeriales involucrados, el jefe del Ejecutivo ha escenificado la puesta en marcha de la estrategia destinada a reactivar una industria que general el 12 por ciento del PIB del país y que, además, en el caso de Balears, es el pilar fundamental de la economía.

Las distintas líneas de intervención –seguridad sanitaria, promoción internacional, ayudas financieras, ...– forman un paquete que, a la vista de las reacciones de los agentes sociales implicados, no ha despejado las incógnitas más importantes. La inconcreción del presidente Sánchez sobre la petición conjunta de empresarios y sindicatos respecto a la prolongación de los ERTE hasta fin de año ha generado una inquietud enorme. La supervivencia de numerosos establecimientos vinculados al turismo depende, en buena medida, de una flexibilidad laboral que ahora no está contemplada en la normativa. Sin certezas sobre la evolución de la demanda ni de la conectividad aérea, fundamental para las Islas, es poco probable que el sector se reactive; y de ello depende la contratación de trabajadores. Frente a este escenario urge ampliar los plazos para la aplicación de los ERTE. No es el momento de improvisar y sí de dar respuestas claras a las demandas del principal motor de la economía española.