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El 1 de enero se materializará el ‘brexit’, la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea. Se consumará así el ajustado resultado del referéndum de 2016, que ha dado lugar a duras negociaciones para fijar el nuevo marco de relaciones. A partir de ahora Gran Bretaña se aleja de los países de la Unión Europea en los ámbitos diplomático y comercial; y quedan en el aire las consecuencias sociales que tendrá este desgarro.

Salvada la situación de los residentes, tanto de los europeos en las Islas Británicas como sus nacionales en los países de la UE –se mantienen sus derechos–, los visitantes deben recuperar el pasaporte o el visado. Pero importaciones y exportaciones entran en una fase de desconfianza, al margen del papeleo y las consecuencias fiscales. Todo ello queda a expensas de ajustes en los próximos seis meses. El ‘brexit’ tendrá un impacto desconocido en Balears.

Para el sector turístico las limitaciones de los turistas británicos serán idénticas que en el resto de destinos competidores. Más compleja será la situación de los productos de las Islas con gran implantación y demanda en los mercados británicos. Se abre una etapa de incertidumbre que exige la máxima atención institucional.