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El Govern ha prolongado, quince días más, las restricciones previas a la Semana Santa para la hostelería y restauración. Una medida que ha sido recibida con indignación en Menorca. La hostelería es la actividad más perjudicada, sobre todo durante los fines de semana. No se entiende que en nuestra isla, con unos índices tan bajos y un eficaz control de la pandemia, sin ingresos hospitalarios desde hace semanas, se mantengan estas medidas tan severas. Sobre todo, cuando otras autonomías ya están flexibilizando las restricciones.

Por otra parte, el Govern no ha escuchado la propuesta de la presidenta del Consell, que había consensuado ampliamente con representantes de las organizaciones empresariales y sociales y sus socios de gobierno.

Es cierto que hay diferencias respecto a las medias que se aplican en Mallorca y Eivissa, pero aun así la decisión de prolongar las restricciones sin un mínimo de flexibilidad es un factor que perjudica la actividad económica local. Y además el agravio se constata cuando Mallorca ha contado con el turismo alemán para animar su economía, mientras Menorca mantiene un estado incomprensible de hibernación.