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El nuevo reglamento de pesca que promueve la Unión Europea plantea unas restricciones que el sector en Balears considera inasumibles, hasta el punto de vaticinar su desaparición. La propuesta de Bruselas es reducir un 40 por ciento los días en los que podrán faenar las barcas de arrastre, lo que implica acabar con la rentabilidad de las 35 embarcaciones del ‘bou’ con base en los puertos de las Islas.

Balears no puede equipararse con el impacto pesquero de otras regiones mediterráneas de España, Francia e Italia –países que se verían afectados por la normativa– porque el número de embarcaciones es muy inferior y la fragilidad del mercado insular no admite comparación con el resto. Las capturas propias sólo abastecen el 17 por ciento de la demanda de Balears. Los pescadores del archipiélago han dado pruebas de su interés conservacionista de los recursos marinos, autoimponiéndose vedas selectivas para preservar las especies. La UE debe valorar la situación específica de un sector que trata de sobrevivir en Balears ante la competencia exterior con flotas y capturas mucho más potentes, con lo que ofrece precios más ventajosos pero con mayor impacto sobre los recursos.