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La entrada en servicio de los controles en los accesos a las playas vírgenes del sur de Ciutadella se ha demorado más de la cuenta. En mayo se resolvió el concurso, aunque hasta el último día del mes el Consell de Menorca no adoptó el acuerdo de adjudicación por cuatro años a la Fundació de Persones amb Discapacitat de Menorca. Es verdad que hay poco turismo, pero este fin de semana se ha demostrado que el volumen ya es suficiente para saturar el aparcamiento de Cala en Turqueta y que los coches aparquen en cualquier espacio, obstaculizando la entrada a las fincas rústicas de la zona.

El control ha demostrado ser una herramienta eficaz, que evita la mala imagen que representa un acceso masificado a estas playas y a las de El Pilar y Binimel·là, de la costa norte. Además que el servicio lo preste la Fundació de Persones amb Discapacitat de Menorca es otro aspecto positivo que hay que valorar, como también el inicio del servicio de autobús. Si los empresarios abren sus negocios con escasos turistas, las administraciones no han de demorar la puesta en marcha de servicios básicos para el turismo, el producto y la marca que Menorca quiere promocionar.