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El sector ganadero, de producción de leche, lanzó ayer una nueva llamada de socorro, porque siente que llega al límite después de años de vender a pérdidas y ajustarse los machos para mantener vivas unas explotaciones sin rentabilidad. En 18 años, el número de vacas reproductoras ha pasado de 18.687 a 8.737, los ganaderos arrastran una pérdida de 20 céntimos por cada litro de leche que producen, el pienso se ha encarecido un 30 por ciento. Por otra parte, el 80 por ciento de la leche de Balears se produce en Menorca, lo que da una idea de la importancia del sector.

Por eso, los empresarios del campo, a quienes se ha encargado el mantenimiento del paisaje de la Isla, reclaman soluciones y que no se demore más la compensación por los costes de la insularidad. Está en juego, no solo la supervivencia de las explotaciones, sino un modelo que Menorca considera uno de los elementos esenciales de su personalidad. La respuesta pasa por poner en marcha el plan estratégico para la ganadería, acordado en febrero del año pasado por el Govern, aplicar el REB y que el plan de la PAC de 2023-27 incluya la compensación de la insularidad. Y hacerlo con la máxima urgencia.