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La sanidad pública española, con altos niveles de calidad, tiene en Balears a su primer frente de atención, los médicos de familia, al borde del colapso porque la asignación media de 1.760 pacientes es casi el doble de la cifra óptima. Es un problema crónico que se arrastra desde hace más de una década y que lleva camino que agudizarse. Esta saturación provoca un impacto negativo en la calidad del modelo asistencial que gestiona el Govern a través del IB-Salut.

Lo que ocurre con los médicos de familia en Balears se registra en muchas otras profesiones vinculadas con la administración. Los trabajadores públicos tratan de evitar los destinos en las Islas para no sufrir los inconvenientes de la insularidad, con sobrecostes que no son compensados. El resultado son carencias y demoras, lo que en atención sanitaria afecta a vidas humanas. Que los médicos de familia de Balears encabecen la tasa más alta de presión asistencial de toda España requiere de algo más que el agradecimiento por el esfuerzo, que se ha cronificado. Estos profesionales precisan de soluciones urgentes si se quiere evitar la progresiva degradación asistencial, un proceso del que todos saldremos perdiendo.