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La reforma laboral ha abierto una crisis en el Gobierno por la pugna entre dos vicepresidentas, la socialista Nadia Calviño y la podemita Yolanda Díaz, la primera encargada de Asuntos Económicos y la segunda de Trabajo. Unidas Podemos denuncia la injerencia de Calviño en un tema que considera de su exclusiva competencia. Con este movimiento, el partido morado trata de contener el protagonismo del PSOE, y en especial de Pedro Sánchez, al constatar, con recelo, como los socialistas acaparan los réditos de la gestión gubernamental, incluso en la reforma laboral.

Nadia Calviño tiene el encargo de velar por la ortodoxia económica y evitar exabruptos que puedan ser rentabilizados por el Partido Popular. Este desencuentro evidencia la descoordinación entre ambas vicepresidencias y constituye la primera advertencia de un goteo de nuevas desavenencias; un proceso que se incrementará a medida que avance la legislatura. Unidas Podemos necesita desmarcarse y acotar su espacio político propio que considera invadido por los socialistas, lo que explica el primer episodio serio de la desconfianza mutua. Porque PSOE y Unidas Podemos son socios, pero al mismo tiempo adversarios políticos.