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Más de 500 profesionales sanitarios de Balears, tanto de la red pública como privada -y en Menorca se han registrado casos con gran resonancia pública- han rechazado la vacunación contra la covid; y un centenar no ha completado las dosis prescritas. El comportamiento de estos médicos y enfermeras dice muy poco en favor del enorme esfuerzo para impedir la transmisión del coronavirus y paliar la tragedia de la pandemia, que ha provocado miles de fallecimientos.

La propia formación científica de los sanitarios se contradice con su insolidaria actitud, que en Francia habría significado la pérdida del puesto de trabajo. Las vacunas ya han salvado muchas vidas y evitado el colapso del sistema sanitario. A medida que ha avanzado la inmunización han bajado los muertos e infectados, las estadísticas en este sentido son irrefutables. Cabe preguntar hasta qué punto debe aceptarse el posicionamiento personal de estos médicos y enfermeras, susceptibles de contagiarse y de contagiar a otros profesionales o pacientes. No se comprende este negacionismo absurdo ante una emergencia sanitaria como la provocada por el coronavirus, que aún no ha sido controlada.