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La presidenta de la Comisión Europea, Ursula Von der Leyen, propone debatir la  vacunación obligatoria; medida que Alemania quiere imponer para frenar el avance de la pandemia. La decisión no es sencilla al contraponer derechos individuales a la protección colectiva. Ningún fármaco carece de efectos secundarios, pero que en la covid arroja un saldo muy positivo. Las personas vacunadas están más protegidas contra el virus, como ha quedado sobradamente acreditado.

La vacunación obligatoria abre un conflicto jurídico sobre la prevalencia de derechos, pero la experiencia constata que la defensa de la sociedad y los intereses generales prima sobre las actitudes personales que entrañan riesgo a terceros.

Lo razonable es adoptar medidas que tengan carácter preventivo y resulten eficaces para el conjunto de los ciudadanos como ocurre en la actual situación de una emergencia sanitaria que provoca graves daños.

Habrá que esperar en qué queda la propuesta de Von der Layen y cómo la reciben los países miembros de la Unión Europea, pero avanzar en la homogeneización de los criterios de vacunación será un paso adelante en la mejora de la salud pública. Ahora hay 150 millones de ciudadanos europeos que todavía no están inmunizados, una cifra que produce vértigo al ser vectores de transmisión del coronavirus.