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Más de 1.500 profesionales de la docencia de Balears no hay querido vacunarse contra la covid. Una actitud tan irresponsable como ese más de medio millar de profesionales sanitarios de las Islas que tampoco han querido inmunizarse. Ambos colectivos tienen una exigencia añadida, que va más allá de su libertad individual sobre si consideran oportuno o no protegerse contra el virus. Las tareas profesionales que realizan afectan a terceros, y en el caso de los profesores a grupos tan sensibles como el de los escolares, donde se están propagando los contagios.

Frente a la libertad de no vacunarse procede argumentar la defensa de un bien colectivo, como es la salud. Del mismo modo que la población acepta presentar el ‘certificado covid’ para acceder a un restaurante, cabe plantear una medida similar para los profesionales de la docencia; salvaguardando siempre la privacidad de los datos. Las asociaciones de padres y madres, sindicatos de enseñanza y los centros, además de las conselleries de Educación y Salud del Govern han de afrontar esta situación. El inicio de la vacunación de los menores de entre cinco y once años es una buena prueba de ello. Atajar el virus es un objetivo de las autoridades sanitarias. Y sorprende, por irreflexiva y muy irresponsable, la respuesta que dan algunos docentes con este comportamiento tan poco ejemplar.