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El inicio de la primera fase de la temporada, ligada a las fechas de la Semana Santa, ha puesto de manifiesto serios problemas. Las asociaciones empresariales denuncian las dificultades para contratar profesionales en los bares y restaurantes. También se constata una falta de vehículos de alquiler para atender la demanda.

Dar un mal servicio a nuestros visitantes constituye una mala práctica que nos perjudica como destino turístico. Esta situación coincide con el aparente fin de la pandemia y la recuperación del hábito de viajar. Es preciso detectar si nos hallamos ante una tendencia puntual o, por el contrario, estos déficits se seguirán incrementando de cara al verano, cuando ya haya arrancado la temporada.

Es preciso evitar la pérdida del márchamo de calidad y buena valoración que tiene en todas sus categorías nuestra industria turística. Aunque pueda resultar complicado, Menorca no puede transmitir la imagen de un destino incapaz de atender la demanda y de ofrecer buenos servicios a los visitantes, lo que incluye también infraestructuras con un adecuado mantenimiento.

Tratar de resarcir la malas temporadas del pasado a corto plazo se convertirá en un error de nefastas consecuencias. Los empresarios y las administraciones han tenido el invierno para preparar la temporada 2022 que ha de marcar la recuperación.