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La Universitat de les Illes Balears vivió ayer la graduación de la primera promoción de la Facultad de Medicina. Es probable que las nuevas generaciones no calibren la trascendencia que para el conjunto de las Islas tiene este acto, que forma nuevos profesionales para el ejercicio de la Medicina.

El esfuerzo realizado por el equipo docente que lidera el decano de la Facultad de Medicina, Miquel Roca, ha sido enorme, pero está dando buenos resultados. A pesar de su bisoñez y la elevada nota de corte para su acceso, los estudios de Medicina de la UIB han logrado hacerse con un prestigio, todavía modesto, en el conjunto de la oferta estatal. El proyecto está en su fase inicial y cabe esperar que continuará creciendo, con la creación nuevos grados sanitarios.

La UIB no puede ni debe renunciar a la excelencia en la formación de los futuros médicos. Los jóvenes que ayer recogieron su título como graduados en Medicina deben asumir el compromiso que supone pertenecer a una promoción que abre un camino inédito en la formación universitaria en Balears, el primer grupo de profesionales que hizo realidad una vieja aspiración. A partir de ahora se ponen en marcha otras expectativas también ambiciosas y que, al igual que ocurrió con Medicina, parecía imposible que se hiciesen realidad. Queda claro que no hay que renunciar a nada.