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Destinar 27 millones de euros a financiar un plan de reducción de las listas de espera en Balears, mediante la participación de la sanidad privada, deja en evidencia la magnitud que ha llegado a alcanzar el problema. Todos los intentos para acortar los plazos de intervenciones quirúrgicas y otras pruebas diagnósticas dentro del sistema público han acabado fracasando, aunque en esta ocasión se arrastran las demoras provocadas por la pandemia en el sistema sanitario. Las quejas por los retrasos, en muchas ocasiones de meses, han acabado por obligar a la Conselleria de Salut a convocar el concurso para incrementar con los recursos de la sanidad privada la atención de los pacientes de la red pública.

Los recursos de la sanidad pública en Balears son claramente insuficientes para atender una demanda creciente en la práctica totalidad de especialidades, situación agravada a causa del constante aumento demográfico. Los planes de Salut no se pueden considerar como un cuestionamiento de la sanidad pública, cuyo prestigio está fuera de toda duda. La capacidad de crear sinergias y establecer canales de colaboración eficaces entre la sanidad pública y la privada requiere, también, mecanismos de transparencia en su gestión. Reducir las listas de espera quirúrgicas con eficacia es la garantía de éxito de la cual se beneficia el conjunto de la sociedad balear.