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Boris Johnson, que ha protagonizado tantas piruetas políticas, se ve obligado a dejar el cargo de premier británico. El ganador del ajustado referéndum que propició la salida de Gran Bretaña de la Unión Europea ha sucumbido al rosario de escándalos protagonizados por él mismo o sus colaboradores más directos.

El hartazgo del Partido Conservador se manifiesta con el rechazo a aceptar una salida pactada en octubre y la intención es acelerar la elección de un nuevo líder y primer ministro. Johnson ha proyectado durante su mandato la imagen de un personaje histriónico y desenfadado, famoso por sus salidas de tono y el ‘brexit’. Su larga trayectoria política, fue alcalde de Londres y ministro, ha acabado desdibujada por las inoportunas fiestas y sus irresponsables declaraciones en las que minimizaba los efectos de la pandemia; actitud que cambió cuando él mismo se infectó de la covid.

Durante el mandato de Boris Johnson, que se inició en 2019, Gran Bretaña ha perdido peso en la escena internacional, debido en buena medida a la salida de Europa, y la situación económica interna ha sufrido un importante deterioro. Los tories intentan superar cuanto antes esta crisis con la búsqueda de un nuevo líder, tarea que no resultará sencilla y todavía más recuperar la imagen que ha deteriorado un premier que vive sus últimas semanas en el cargo.