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El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, abrió ayer el debate sobre el estado de la nación con el anuncio de medidas económicas para dar respuesta a la crisis por la inflación, el encarecimiento de la electricidad y los carburantes, y la pérdida de poder adquisitivo.

Dio a conocer un impuesto a bancos y compañías energéticas durante los próximos dos años con los que el Gobierno recaudará 7.000 millones de euros. La respuesta de las Bolsas fue inmediata con caídas importantes, aunque después se moderaron. El gran reto del Gobierno español es tratar de controlar el proceso inflacionario acentuado por la invasión rusa de Ucrania.

Sánchez presentó propuestas cuyo impacto será limitado. Quizá lo más novedoso sea la gratuidad del transporte ferroviario, aunque deja a Mallorca fuera, y en Menorca e Eivissa no existe el tren. Los próximos meses serán determinantes para calibrar si este ‘reestreno’ del debate del estado de la Nación ha sido un mero trámite o consigue frenar el deterioro económico de las empresas y las familias de España.

La incertidumbre y el temor a una recesión se van extendiendo a pesar de la buena campaña turística. El conflicto en Ucrania no tiene visos de acabar a corto plazo en una campaña en la que la ofensiva rusa no se detiene. La caída de la cotización del euro es un presagio preocupante y la inflación no da tregua.