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La ecotasa grava las estancias de los visitantes en los alojamientos, las viviendas turísticas y los cruceros.    Los recursos de este impuesto deben destinarse a seis finalidades específicas. Pero su definición, que va desde la preservación del medio natural, rural y marino a la mejora de la formación y la calidad del empleo en el sector turístico abre la puerta a una interpretación tan flexible que el Govern acaba utilizando este impuesto como ‘comodín’ para cuadrar los presupuestos de las conselleries. Para ello cuenta con la fórmula del voto ponderado en la Comissió de Turisme Sostenible, organismo que decide la distribución.

Mientras el GOB este año ha votado a favor de las inversiones, los hoteleros, concretamente la Federación Hotelera de Mallorca, expresan su desacuerdo al considerar que el Govern desvirtúa el objetivo del tributo y lo utiliza como una vía de financiación ordinaria. Vivienda, redes de suministro de agua potable, el tren de Llevant y la futura Facultad de Ciencias en la UIB se llevan la mayor parte de los 139 millones de la ecotasa de 2022. Más allá del esfuerzo que debe hacer el Govern para no desnaturalizar este impuesto, late en este debate la mejora de la financiación para Balears. La Comunidad debe recibir más recursos para evitar desviar los fondos de la ecotasa a acciones que no entran en su planteamiento.