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El alcalde de Nerva, José Antonio Ayala, del PSOE, ha exigido una inspección de las 3.200 toneladas de lodos contaminados, procedentes de la antigua depuradora de Ferreries, a esta población de Huelva. «No somos un retrete» es el grito de protesta de esta población tras la llegada de estos fangos, procedentes de la actividad industrial de las fábricas bisuteras de Ferreries, que contienen elevadas concentraciones de metales pesados, concretamente mercurio, arsénico y zinc según las analíticas del Govern balear.

En tono indignado, el alcalde  de Nerva afirma que «mientras en Menorca hablan de crear zonas verdes [una vez retirados los fangos de la depuradora] en Nerva se habla de que nos van a mandar más basura tóxica»; y añade que «unos van a tener un futuro más verde a costa de los nervenses que siguen pintando de negro». Sus críticas se dirigen a la Junta de Andalucía que habría autorizado el traslado  de los lodos contaminados, que tras nueve años de espera, ha retirado y costeado el Govern balear con 2,3 millones de euros. La protesta del alcalde Ayala pone sobre la mesa la cuestión clave: ¿se ha endosado a Nerva el problema de los fangos contaminados de Ferreries?